Un jóven poblador de Ramos Mexia se compromete para mantener viva la historia de su localidad
Para ello, el Estado realiza una labor conjunta con los Municipios, las Comisiones de Fomento y aquellas personas que aman su terruño y realizan acciones que contribuyen a visibilizar el lugar que habitan. Una de ellas es Ignacio Mansilla, nacido y criado en Ramos Mexia, una localidad que se encuentra ubicada sobre uno de los bordes de la Meseta de Somuncura, en la Región Sur de Río Negro.
Desde su rol como lugareño y conocedor de la cultura local, Ignacio acompaña a la Dirección de Turismo de la Municipalidad de Ministro Ramos Mexia, brindando aportes muy valiosos para la interpretación de la historia ancestral de la localidad.
Un lugar cargado de mística
A escasos metros del pueblo, en el descenso de una de sus bardas se encuentra el denominado Bajo de Ramos en la que puede encontrarse una zona de chacras y toma de agua histórica perteneciente a una de las antiguas civilizaciones que habitaron la zona.
En esa locación se pueden encontrar rastros históricos de los primeros habitantes, como “chenke”, el lugar de reposo que de los indígenas; “picaderos” donde se trabajaban las piedras para la realización de wayki (puntas de flechas) y “trawuil” (piedras redondas), utilizados para confección de boleadoras. También hay evidencias plasmadas de dibujos antiguos en las paredes de los cerros Isla, Cerro Redondo y Corral Grande.
Actualmente, desde el área de Turismo Provincial y la Comuna se evalúa un proyecto para que los visitantes tengan mayor accesibilidad a la información histórica de la zona, en la que habitaban los pueblos originarios. “Allí hay una gran riqueza arqueológica, ya que se trata de un territorio que ocupaban para cazar y abastecerse de agua”, menciona Ignacio, destacando la historia y la importancia cultural del lugar.
Mansilla está comprometido con la transmisión de la historia a las futuras generaciones, asegura que “hoy nosotros somos actores contemporáneos y debemos seguir haciendo lo mismo que nuestros ancestros, pero utilizando todos los recursos que estos tiempos nos brindan para conocer y mostrar la historia”.
Su lugar en el mundo
Ignacio tiene hoy 33 años y se define como alguien que logra transmitir las emociones del lugar donde nació y cuenta “Es un placer poder enseñar el lugar donde nací, quiero que la gente pueda ver lo que dejaron plasmado nuestros ancestros y me gustaría llegar a la mayor cantidad de personas que pueda”.
Emocionado, agrega “lo hago para que los visitantes se puedan llevar una parte de nuestra historia. Estoy convencido que es un lugar único en la región Sur. Creo que Río Negro es la mejor provincia de la Argentina porque tenemos de todo: potencial turístico, industrial, productivo, tenemos historia, somos la bisagra entre la Patagonia y la Pampa”.