18 octubre, 2025

Confini: “De acá al 2030 esta va a ser otra provincia»

En la recta final de la campaña legislativa, Andrea Confini prefiere hablar de redes eléctricas, ductos y leyes provinciales antes que de encuestas.

278829_1760558824

“Llevo más de doce años en el sector energético”, dice, con tono técnico pero sin desentenderse del clima político. Fue secretaria de Energía y Ambiente, ocupó un lugar en el directorio de YPF y hoy busca una banca en el Senado. Su discurso combina cifras, convicción y un mensaje que apunta a construir desde la gestión antes que desde el partidismo.

Durante su paso por el área energética, explicó en un reportaje en Radio Con Vos Patagonia, Río Negro experimentó un salto en infraestructura eléctrica: “Pasamos de tener dos estaciones transformadoras a doce, y de 80 kilómetros de líneas de 132kV a casi 500”. Lo menciona como un ejemplo de continuidad y planificación, aunque sabe que en campaña los datos técnicos pesan menos que las acusaciones.

En las últimas semanas, su nombre apareció vinculado a versiones que atribuían su lugar en YPF a vínculos personales con el gobernador Alberto Weretilneck. “No tiene absolutamente nada que ver con este gobierno ni con el proyecto del VMOS ni con el del GNL”, responde. Y aclara que su designación responde a la rotación de la Organización Federal de Provincias Hidrocarburíferas: “Yo ya fui directora de YPF hace varios años; estoy ahí porque conozco lo que necesita la provincia”. Confini, explicó que los asientos en el directorio de YPF se dividen en dos categorías: los fijos (Clase A), que pertenecen de forma permanente a las provincias de Neuquén, Chubut, Santa Cruz y Mendoza, y los rotativos (Clase D), que se distribuyen cada seis meses entre Tierra del Fuego, Río Negro, La Pampa, Formosa, Jujuy y Salta. En el caso de Río Negro, la provincia ocupa el sillón por un período semestral y luego deben transcurrir cerca de cuatro años para volver a integrarlo.

Sin embargo, no esquiva el malestar que le generan ciertas prácticas electorales. “A veces, cuando no tienen nada que decir, inventan”, afirma. La frase, seca pero medida, parece resumir su manera de intervenir en política: no desde la disputa, sino desde el argumento técnico.

Confini se entusiasma al hablar del desarrollo hidrocarburífero y de la expansión de Vaca Muerta hacia territorio rionegrino. “Tenemos parte de la formación; no se termina en el límite geográfico con Neuquén. Y estamos empezando a desarrollarla”, explica. El nuevo ducto, que permitirá transportar hasta 550.000 barriles diarios, representa, según ella, la puerta de entrada a una etapa distinta. “Hemos modificado una ley provincial que permite exportar gas y petróleo desde el Golfo San Matías. Eso nos pone en una posición única dentro del continente».

La comparación que usa —“cuando uno habla de petróleo y gas, es como hablar de mundiales de fútbol: son países contra países”— sintetiza su visión geopolítica. “Vamos a pasar de no existir en el mapa exportador a ser el quinto exportador mundial de gas”, proyecta, convencida de que la norpatagonia se convertirá en un nodo energético de escala internacional.

Esa proyección tiene una historia interna: durante años, las decisiones sobre evacuación y transporte de hidrocarburos privilegiaron a Bahía Blanca o Puerto Rosales, dejando a Río Negro fuera del circuito. “Siempre terminaban saliendo por Buenos Aires, aunque la salida natural era la nuestra”, recuerda. Según relata, la situación cambió cuando Horacio Marín asumió la presidencia de YPF: “Ahí ganamos la pulseada y logramos que el proyecto de GNL se desarrolle en puertos rionegrinos”.

El emprendimiento —diez veces más grande que el oleoducto actual— cuenta con un marco de protección legal: “Está blindado por el RIGI a nivel nacional y por leyes provinciales que garantizan estabilidad jurídica y fiscal”. Confini anticipa un horizonte optimista: “De acá al 2030 esta va a ser otra provincia, y no va a tener nada que ver con la actual”.

En el mismo tono, defiende la gestión minera y la construcción de lo que define como “licencia social”, una rareza en el país. “Somos la única provincia que pudo construirla en los últimos años; fueron casi cinco años de trabajo”, dice. El proyecto Calcatreu, de oro y plata, ubicado a 80 kilómetros de Jacobacci, fue modificado para reducir el consumo de agua en un 92%. “Hoy solo usa el 8 % del volumen original”, destaca. Si los plazos se cumplen, la explotación comenzará durante el primer trimestre del año próximo, y los lingotes serán exportados a través del aeropuerto de Bariloche.

La transición de funcionaria técnica a candidata no le resulta sencilla. “No es fácil salir de lo técnico después de diez años”, admite. Pero insiste en que la política no debería ser patrimonio de los partidos: “Uno puede construir un Río Negro mejor desde cualquier lugar”. Su motivación, asegura, es personal. “No quiero que el día de mañana mis hijos se vayan de la provincia. No crié hijos para tenerlos lejos”.

Sobre su relación con Weretilneck evita el tono sentimental. “Es amoroso, y tiene esa empatía que no le da lo mismo cualquier cosa”, dice con una sonrisa breve, antes de aclarar: “Él no podría dejar la política, forma parte de su ADN”.

Hacia el final, Confini recupera una idea que atraviesa toda la conversación: el federalismo como principio activo. “Tener representantes provinciales en el Congreso le da sentido al federalismo”, asegura. Su postura frente al gobierno nacional es pragmática: “No queremos que al gobierno nacional le vaya mal, pero tampoco que a Río Negro le vaya mal. Vamos a acompañar lo que nos favorezca y a rechazar lo que no”.

Recuerda, con algo de reproche, la soledad provincial en debates clave: “Cuando peleamos por el GNL y el gasoducto, no hubo ningún diputado ni senador nacional que viniera a levantar las banderas con nosotros”. Por eso, dice, su compromiso tiene una raíz emocional además de política: “Cuando uno defiende lo propio, lo hace con uñas y dientes. Porque es lo propio, porque somos familia”.